#TechForGood: ¿Un nuevo triunfo de las Ciudades?

La pandemia de la COVID-19 ha llegado al mundo (occidental) de forma imprevista. Sin duda no estábamos preparados para esta nueva realidad, ni para las consecuencias humanas y sanitarias que ha traído. Pero, por debajo de las aguas, el iceberg parece ser más profundo y grande.

Y es que nuestra reacción a esta nueva enfermedad ha acelerado muchas tendencias que ya se veían viniendo y, por lo tanto, es poco probable que desaparezcan una vez que tengamos la COVID-19 más controlada: la digitalización como tecnología predominante en cualquier ámbito de nuestra vida; la centralización económica hacía pocas empresas multinacionales; una ampliación de la brecha entre pobre y rico; y un discurso público cada vez más agresivo.

Al final, todo apunta que lo que será la verdadera “nueva realidad” estará construido según estos parámetros. Se está transformando nuestra manera de convivir y, por lo tanto, los lugares donde pasa todo esto: las ciudades y su tejido urbano, donde actualmente la mayoría de la población mundial vive. 

LA CIUDAD: LA GRAN GANADORA DEL SIGLO PASADO ESTÁ EN CRISIS

En sus 3.000 años de existencia, la historia de las ciudades como lugares de convivencia —complejos e incompletos— ha pasado por muchas crisis y reinvenciones, naturalmente creando ganadores y perdedores. Desde siempre, las ciudades han sido fronteras donde actores de mundos diferentes pueden interactuar sin normas establecidas, fronteras donde los poderosos y los impotentes se encuentran. Las ciudades son los lugares donde aquellos sin poder han podido hacer historia, cultura, economía… sin necesariamente, como indica la socióloga Saskia Sassen, hacerse poderosos.

La forma como vivimos hoy en día, nuestras normas, nuestra cultura —cambiando continuamente—, nuestra democracia… son productos urbanos.

Y el último siglo ha sido el triunfo de las ciudades, puesto que ha permitido que toda la diversidad urbana de personas y de contextos (con todos sus conflictos) iniciara un aumento de innovación y productividad excepcional. 

Como observó Edward Glaeser (2012) en un momento en que las epidemias nos parecían algo histórico del medieval: “los humanos somos una especie intensamente social que sobresale, como hormigas o gibones, al producir cosas juntas… Las ciudades logran mucho más que seres humanos aislados. Las ciudades permiten la colaboración y, especialmente, la producción conjunta de conocimientos, que es creación más importante de la humanidad”. Hoy, estas ciudades, por su condición de zonas densas de convivencia, son las más afectadas por la pandemia.

SOBRE EL ÉXITO DEL TEJIDO URBANO NO HABÍA DUDA ALGUNA —HASTA QUE LLEGÓ UN NUEVO PROTAGONISTA: SOCIAL DISTANCING  

Y, de repente, tenemos que evitar grupos grandes, evitar el contacto humano y, cuando sea posible, trabajar directamente desde nuestra casa. A simple vista, esto se presenta como una nueva ventana de practicidad y conveniencia para muchos. Sobre todo, para aquellos que puedan hacer sus trabajos en remoto desde cualquier isla del Mediterráneo. Sin embargo, para otros el social distancing representa una real desgracia. Y lo más importante: PARA TODOS —de cara al futuro— nos representa un gran riesgo. ¿Por qué?

Por la misma razón por la que las ciudades fueron las ganadoras del siglo pasado: porqué la ciudad es el espacio en donde pasan las cosas, cosas que necesitan del contacto humano. Pero la pregunta es…

¿Cómo podemos tener estos encuentros inesperados con personas de contextos distintos si agendamos todo en eventos virtuales? ¿Cómo podemos encontrar algo nuevo si el algoritmo nos muestra lo que buscamos? ¿Cómo puede tener éxito lo raro, pequeño, auténtico en una economía de atención muy profesionalizada? y, por lo tanto, ¿Cómo podemos asegurarnos de que se mantenga esa creatividad tan extraordinaria si nos quedamos en nuestros entornos privados?

PRÓXIMA PARADA: ¿LA “DIGITALIZACIÓN HÍBRIDA”?

Es cierto. Podríamos empezar a cantar en conjunto la vieja canción “El futuro ya no es lo que era antes”, y lamentar cómo la digitalización nos convierte en robots, cuya razón de ser es comprar cosas innecesarias por Internet mientras vemos series por streaming. Pero está claro que esto no nos lleva a ningún lado: El mundo digital nos genera muchas posibilidades. 

En vez de ideas muy disruptivas hacia lo digital, personalmente me encantan las estrategias híbridas. El truco está en utilizar herramientas digitales para potenciar nuestras posibilidades, porque la era digital nos ha traído instrumentos muy poderosos. Es así como, en este preciso momento, promover la interacción directa es clave para nuestro concepto de sociedad. Y es que, si bien es cierto que las videollamadas nos permiten seguir trabajando y estar virtualmente conectados, ¿habéis notado que en la vídeollamada el contacto VISUAL entre dos es imposible? 

Existen ejemplos muy variados de alianzas nuevas que van hacia esa idea. Conocemos la realidad aumentada que inspira a las personas a bailar juntos en el espacio publico. Pero también el caso de aplicaciones de móvil como eXplorins, que busca crear vínculos entre los usuarios, el entorno y el comercio tradicional mediante narraciones auténticas; así como la app que, ofreciendo una experiencia inmersiva única, utiliza la geografía, la historia y la arquitectura para tratar temas actuales de relevancia social como los refugiados.

Por no hablar del curioso ejemplo de la plataforma erótica que ha utilizado su enorme alcance para dar visibilidad a comercios pequeños. Aunque este último caso conlleva múltiples motivos de marketing propio, su combinación de empresas tan opuestas parece interesante. Y es que… ¿No era eso lo que significaba la palabra creatividad —la recomposición nueva de lo ya existente—? 

Seamos entonces creativos y hagamos alianzas nuevas. Observemos los problemas actuales, usemos las potencialidades tecnológicas, pero no nos olvidemos de lo intangible, lo inesperado, lo emocional, lo incompleto. Porque es ahí donde sale lo que nos hace únicos como seres humanos: la creatividad. ¿Y cómo lo vamos a lograr? Pues… Diría que una vez más las ciudades serán los laboratorios donde la ciudadanía, en términos de inclusión y participación social —y con ayuda de tecnología— va a construir su futuro.

Artículo escrito por Daniel Ferrer

CEO de eXplorins, una plataforma digital B Corp PENDING que ofrece rutas temáticas para redescubrir historias, lugares, proyectos y personas cerca de ti y con tu móvil.

¿Quieres pasar a la acción?

Súmate al activismo de las empresas que utilizan la tecnología para generar un impacto positivo en la sociedad y el planeta.

¡ENCUENTRA HISTORIAS Y APOYA AL COMERCIO LOCAL!

Anterior
Anterior

A. Moragas (Worldcoo): “En las peores situaciones, la sociedad es más solidaria que nunca”

Siguiente
Siguiente

M. Tomaselli (Phenix Spain): “Un mayor incentivo fiscal hará que menos empresas tiren la comida”