Una farmacéutica española demuestra cómo los estándares B Corp transforman la cultura y el impacto empresarial
El caso de éxito analiza cómo la farmacéutica familiar Ferrer, con una facturación de 700 millones de euros, ha consolidado su propósito de impacto al reinvertir, de media, el 50% de sus beneficios anuales en iniciativas social y ambientales
Gracias a los estándares B Corp, la compañía ha alineado la gobernanza, la estrategia y los objetivos ESG de toda la plantilla, estableciendo un nuevo estándar de gobernanza en el sector
Barcelona, 3 de diciembre de 2025 – La farmacéutica familiar Ferrer, fundada en Barcelona en 1959, avanza en la consolidación de un modelo de negocio de impacto pionero en el sector, gracias a la adopción de los estándares B Corp. Su transformación ha sido destacada recientemente por B Lab, la organización que impulsa este marco de referencia internacional, como un caso de éxito que evidencia cómo una gran empresa puede alinear crecimiento económico, propósito y buen gobierno corporativo.
Tras la incorporación de Ferrer al movimiento de empresas B Corp en 2022, la compañía ha adoptado un compromiso firme: reinvertir al menos el 20% de sus beneficios anuales en iniciativas sociales y ambientales y modificar sus estatutos para incorporar de forma explícita la consideración de todos los grupos de interés en la toma de decisiones ejecutivas. Esta decisión marca un precedente poco habitual entre grandes corporaciones del sector farmacéutico.
Con una facturación anual de 700 millones de euros, Ferrer demuestra que los modelos empresariales orientados a impacto pueden no sólo coexistir con el crecimiento, sino reforzarlo. La compañía se ha convertido en un ejemplo de cómo las grandes organizaciones pueden integrar el propósito de forma medible, transparente y estratégica sin comprometer la competitividad.
Guiada por los estándares B Corp, Ferrer ha utilizado el marco de B Lab como brújula para orientar su gobernanza y sus operaciones hacia un impacto positivo tangible. Este enfoque ha permitido anclar el propósito en la estructura directiva, la cultura organizativa y en los procesos de decisión, convirtiendo el impacto en una palanca estratégica y no en un proyecto accesorio.
Integración transversal del propósito
Ferrer ha desplegado más de 100 iniciativas transversales para integrar el impacto positivo en todos los ámbitos de su actividad. Esta evolución se refleja en resultados concretos: Con una facturación anual de 700 millones de euros, Ferrer reinvierte, de media, la mitad de sus beneficios en causas sociales y ambientales. La compañía ha sido recertificada como B Corp con 136,4 puntos, alcanzando la mayor puntuación global dentro de su sector, y ha obtenido la distinción EcoVadis Platinum.
En materia social, el 100% de la plantilla incluye objetivos ESG en su evaluación anual. Además, el 48% de las personas empleadas son mujeres y el 70% participa de forma recurrente en acciones de voluntariado, sumando cerca de 8.000 horas de voluntariado corporativo. A esto se añaden más de 48.000 horas de formación anual.
En el plano ambiental, la compañía también avanza hacia un modelo que opere dentro de los límites planetarios. Así, cuenta con un Plan de Transición Climática diseñado para contribuir a que el aumento de la temperatura global no supere los 1,5 °C, opera con energía 100% renovable y ha reducido su huella de carbono en un 14% desde 2019. Por último, en el ámbito comunitario, impulsa proyectos de alto impacto como Ferrer for Food, que distribuye más de un millón de comidas al año a colectivos vulnerables, o la iniciativa Barcelona+B, que busca convertir la ciudad condal en una metrópolis más próspera, inclusiva y sostenible.
Mario Rovirosa, CEO de Ferrer, afirma: “Priorizar la justicia social por encima del beneficio para los accionistas no es un coste, es la única estrategia de supervivencia y creación de valor a largo plazo. En un entorno de creciente presión regulatoria y social, el caso Ferrer demuestra que es posible generar un valor económico de 700 millones de euros mientras se contribuye activamente a un mundo más justo y sostenible, y ese debe ser el nuevo liderazgo del sector farmacéutico”.
El caso de Ferrer demuestra cómo las grandes empresas pueden integrar el propósito en su estrategia y su gobernanza, generando impacto social, ambiental y económico sin comprometer la competitividad. En un contexto de creciente presión social, ambiental y regulatoria, experiencias como la de esta empresa B Corp contribuyen a redefinir el liderazgo corporativo, situando el impacto como un factor clave para perdurar y crear valor a largo plazo.